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Faustino Cortés
«Faustino toca para encontrar verdad: en un piano, en un acordeón, en un escenario o en un silencio. Lleva toda una vida buscándola.»
Formado inicialmente en la música clásica, pronto sintió que su curiosidad apuntaba a otros territorios. El jazz se convirtió durante años en su casa, un lenguaje donde encontró libertad, riesgo y la posibilidad de inventarse a cada compás. Más tarde, se formó con el pianista Coco Fernández, a quien considera su Maestro, figura clave en su madurez artística.
Multiinstrumentista por vocación, ha estudiado percusión y ha convertido el acordeón en su segundo centro vital. Su trayectoria es vasta y cambiante: ha pasado por orquestas, formaciones diversas y proyectos que han ido ampliando su manera de entender la música. Durante años fue el pianista del grupo de la compositora cubana Ludmila Mercerón y del grupo Unión Latina. En estos escenarios, rodeado de músicos cubanos, desarrolló uno de los estilos que más le apasionan: la salsa, una energía que todavía atraviesa su forma de tocar.
Desde 1999 es pianista y acordeonista de la compañía Titiriteros de Binéfar (Premio Nacional de Teatro Infantil), donde también desarrolla su faceta de arreglista musical. Con ellos ha recorrido escenarios, caminos y festivales, creciendo tanto en lo artístico como en lo humano.
Su labor como compositor para artes escénicas es igualmente extensa. Ha creado espacios sonoros para montajes como El Tartufo (Nova Producciones), Crímenes ejemplares (Disgustos Teatrales), La biblioteca imaginaria (Teatro Arbolé), Una habitación propia y Jane B. (maríaconfussion), Adiós (CIA Intermitencias), así como bandas sonoras para documentales, entre ellos Discovering Lindano, de Arturo Hortas.
En la actualidad compagina ese trabajo con su proyecto personal junto a María Pérez: maríaconfussion, donde vuelca su mirada musical más íntima y su experiencia en la creación de atmósferas sonoras. Además, es teclista en el grupo de pop Escoria Oriental y colabora como acordeonista con la narradora Céline en varios de sus montajes.
Faustino es, sobre todo, un músico de escena: de los que escuchan antes de tocar, de los que construyen sin hacer ruido, de los que sostienen la emoción desde dentro.
